Swietania,
El destino, esa hidra vieja y desesperanzada que babea rencor por la comisura de sus labios, nos embiste y empuja al abismo. Nuestros corazones erizo se defienden, bajo la armadura de nuestros pechos, lanzando espinas a pulso de podadora. El destino se precipita y nosotros caemos. Volamos y caemos. Chocamos pero no morimos, jamás morimos, nos transformamos. Nuestros actos nos hacen. No somos golpe en la frente, ni vuelo ni herida, somos energía, monstruos bélicos, garrapatas ajenos a cualquier contingencia.

6 comentarios:

Callypso dijo...

Hola..
Gracias por la visita.. pase a conocer tu espacio..
De este post solo puedo decir algo..
I N C R E I B L E..
que carga de emociones!
Saludos!

marita nous dijo...

bienvenida, nos estaremos leyendo. saludos.

Lorena dijo...

muy bueno marita... tendré que leer los demás para introducirme mejor, pero este relato me ha dejado un buen sabor de boca...
saludos

marita nous dijo...

gracias lore, algun día podré visitar ese hermoso país que habitas y ver, oler, lo que tú.

Niña Incubus dijo...

Hola, wow muy buena historia, muy bien narrada, :) nos estamos leyendo

marita nous dijo...

así será mi niña.saludos y bien venida cuando quieras, esta es tu casa.