En algún tiempo, en algún lugar, una semilla de un árbol se encuentra en la cuarteadura de una roca ubicada muy cerca de un lago, y germina. El germen comienza su crecimiento, pero a los pocos días se siente aprisionado y asfixiado por la roca. Trata de forzar la hendidura para insertar en ella sus raíces y afianzarse mejor, pero no lo logra. Un día cae una tormenta, desprende al pequeño árbol de la roca y lo arroja, no muy lejos de la piedra, a tierra fértil. El árbol se afianza mejor al suelo. Por sus venas fluye el limo, limento y alimento que le provee el lago. Inserta profundo sus raíces para alimentarse de la tierra y absorbe la energía solar. Crece incontrolable.
Por dentro, el árbol es todo Vibración, capta la energía del sol, el espíritu de las cosas, la música del mundo y baila, se mueve aún sin viento y rompe las barreras del tiempo. Es un árbol pensante y sus pensamientos son relámpagos que lo conforman, delinean y delimitan. Su actividad interna es enorme. Cúmulos de pensamientos le golpean en todas direcciones, pero su corteza es fuerte y logra contenerlos, los pensamientos no logran salir, pero son tal cantidad que incontenibles se despliegan interiormente; exteriormente esta actividad se manifiesta en las ramificaciones que agrandan y despliegan al árbol.
El árbol tiene un instinto maternal, es protector abrasa, da cobijo y protección a todo el que se le acerca. Sin embargo su instinto, como todo instinto, es incontrolable, a tal grado que sin querer, acapara y devora la actividad interna de quien se le acerca. El árbol es una sombra que se despliega, cubre y nubla a todo lo que se le acerca, además, en su despliegue incontrolable, lenta y constantemente va cubriendo al mundo.
Por dentro, el árbol es todo Vibración, capta la energía del sol, el espíritu de las cosas, la música del mundo y baila, se mueve aún sin viento y rompe las barreras del tiempo. Es un árbol pensante y sus pensamientos son relámpagos que lo conforman, delinean y delimitan. Su actividad interna es enorme. Cúmulos de pensamientos le golpean en todas direcciones, pero su corteza es fuerte y logra contenerlos, los pensamientos no logran salir, pero son tal cantidad que incontenibles se despliegan interiormente; exteriormente esta actividad se manifiesta en las ramificaciones que agrandan y despliegan al árbol.
El árbol tiene un instinto maternal, es protector abrasa, da cobijo y protección a todo el que se le acerca. Sin embargo su instinto, como todo instinto, es incontrolable, a tal grado que sin querer, acapara y devora la actividad interna de quien se le acerca. El árbol es una sombra que se despliega, cubre y nubla a todo lo que se le acerca, además, en su despliegue incontrolable, lenta y constantemente va cubriendo al mundo.
2 comentarios:
"yo es otro"
la oscuridad es lo que los ojos no pueden/quieren ver... aún...
de ahí venimos... la noche, la oscuridad infinita que no existe... hasta que tú la miras
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