El cuerpo de Mayáhuel es camino, lugar donde se gestan batallas de sonidos y silencios de colores. En él se aprecian los trinos, los suaves vientos nocturnos de otoño y las olas de un mar embravecido. Ella es toda sensibilidad. Su pelo es un jardín, orquídea de orquídeas, deleite primitivo, flores de Courante, especias de Zarabanda, polvos de Bourre, hierbas de Giga, lágrimas de Allemande y risas de Pavana.. En el rostro Mayáhuel, la placentera, está la historia no escrita. Sus ojos han visto como se ha ido transformando el mundo y ella misma. En sus labios está el néctar divino, la verdad. Su voz con olor a acacia incesante es molto cantabile. Su reino es el espíritu.
Amatisto obedece un impulso muy profundo: conocer. Amatisto desea conocer a Mayáhuel y a sí mismo, descubrir sus limitaciones. Construye un cuarto y lo cubre con espejos. Luego, con engaños la lleva a ese cuarto. La desnuda y la contempla. Ella se deja seducir. Él busca observarla de todos los ángulos posibles. Acto seguido comienza el escarceo amoroso, simultáneamente ve a los espejos, pero no puedo verla ni verse del todo. Desesperado la penetra. A cada penetración mira de reojo a algún espejo, entonces ve como las posiciones de los cuerpos -de él y de ella- se transforman y se convierten en signos, en números, en palabras, en pensamientos, en pensamientos indeseables intentando ser establecidos, pero la imagen muta constinuamente. Amatisto confundido cierra los ojos y queda en silencio y estático. Se olvida de Mayáhuel. Ella no soporta, su inmanifestación y explota como verdaderamente es, amoral, tremenda, inefable. Amatisto se ve penetrando y siendo penetrado. Mayáhuel fluye dentro de él una infinidad de cosas, desde criaturas volátiles, humo agua, fuego, animales y pedernales hasta los seres más horrendos e impensables. Su ritmo lo embelesa y lo deja sin voluntad. Amatisto tiene miedo. Mayáhuel no se deja atrapar. Lo sexual es la trampa de Mayáhuel para manifestarse plena. Como en una pesadilla interminable Amatisto recurre a lo único que le queda, aferrarse a la realidad. Abre los ojos y enfría todo.
Amatisto duerme en medio del bosque. El bosque crece desmesuradamente y se marchita. Amatisto permanece inmutable. Golem haciendo golems, Amatisto desde su inmóvilidad dicta reglas: compra, bebe, come, no lo pienses, obedece. Unos ojos sobrevuelan su cráneo. El espía es espiado.
Amatisto obedece un impulso muy profundo: conocer. Amatisto desea conocer a Mayáhuel y a sí mismo, descubrir sus limitaciones. Construye un cuarto y lo cubre con espejos. Luego, con engaños la lleva a ese cuarto. La desnuda y la contempla. Ella se deja seducir. Él busca observarla de todos los ángulos posibles. Acto seguido comienza el escarceo amoroso, simultáneamente ve a los espejos, pero no puedo verla ni verse del todo. Desesperado la penetra. A cada penetración mira de reojo a algún espejo, entonces ve como las posiciones de los cuerpos -de él y de ella- se transforman y se convierten en signos, en números, en palabras, en pensamientos, en pensamientos indeseables intentando ser establecidos, pero la imagen muta constinuamente. Amatisto confundido cierra los ojos y queda en silencio y estático. Se olvida de Mayáhuel. Ella no soporta, su inmanifestación y explota como verdaderamente es, amoral, tremenda, inefable. Amatisto se ve penetrando y siendo penetrado. Mayáhuel fluye dentro de él una infinidad de cosas, desde criaturas volátiles, humo agua, fuego, animales y pedernales hasta los seres más horrendos e impensables. Su ritmo lo embelesa y lo deja sin voluntad. Amatisto tiene miedo. Mayáhuel no se deja atrapar. Lo sexual es la trampa de Mayáhuel para manifestarse plena. Como en una pesadilla interminable Amatisto recurre a lo único que le queda, aferrarse a la realidad. Abre los ojos y enfría todo.
Amatisto duerme en medio del bosque. El bosque crece desmesuradamente y se marchita. Amatisto permanece inmutable. Golem haciendo golems, Amatisto desde su inmóvilidad dicta reglas: compra, bebe, come, no lo pienses, obedece. Unos ojos sobrevuelan su cráneo. El espía es espiado.
4 comentarios:
ahi va un 'jaiku' mio:
Los 'senos' de marita
eran mas bien dos
horribles cerros prietos
bien por ti...
y tienes mas?
ándale no seas tímido
hazme otro 'jaiku'a
Mejor tu escribe una gran cita, oh gran estudiosa del taoismo jajaja.
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